Mantecados y polvorones (casi) todo el año

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Una vez terminada la campaña (enero-febrero) comienzan los análisis para determinar cuáles han sido los productos más demandados, cuáles han cumplido las espectativas de venta y cuáles no las han alcanzado, tanto entre los más tradicionales y que ofrecemos cada año como entre los nuevos lanzamientos que solo unos meses atrás habían visto la luz.

En este punto empiezan a tomarse las primeras decisiones empresariales para determinar qué artículos compondrán el catálogo de La Flor de Estepa en la próxima campaña: los hay que se mantienen, que se modifican o combinan de una manera distinta e incluso que dejan de comercializarse y son sustituidos por otros más novedosos y originales.

Marzo y abril son meses en los que se sondea profundamente el mercado nacional e internacional de envases (cajas, botes, latas, estuches, etc.) en busca de los nuevos recipientes que contendrán nuestros mantecados y polvorones, siempre enfocándonos hacia soportes que permitan tener una “segunda vida”, es decir, que una vez que se consuma el producto puedan seguir siendo de utilidad para el cliente, ya sea funcional o meramente decorativa.

El proceso de producción en muchas ocasiones es lento debido a la gran cantidad de unidades que deben lanzarse y es necesario comenzar la impresión con la suficiente antelación.

Paralelamente se realizan sesiones de fotos a los productos que aparecerán en nuestro catálogo, ya que en julio deben entrar en imprenta.

La mercancía debe estar lista en octubre (o incluso antes), por lo que los meses de verano es cuando se produce la recepción de las distintas materias primas para elaborar nuestros polvorones y mantecados, y comienza el proceso de elaboración propiamente dicho: amasado, horneado, enfriado y envasado.

En esta época, la plantilla de La Flor de Estepa se amplía porque el volumen de trabajo se multiplica y son necesarias muchas manos para dar respuesta a la gran demanda.